27.11.06

¿De sol a sol?

Ahora en serio: de tu semana laboral corriente, descuenta las horas que pasas en internet contestando e-mail personales rebuscando en busca de tonterías on line, reenviando powerpoints absurdos sobre cómo son los hombres, las mujeres, sus madres y sus abuelas. Resta también la hora (u hora y media) obligatoria para comerte el menú de turno, las llamadas para realizar gestiones personales, y las reuniones idiotas para "implementar" esto, u "optimizar" aquello. ¿Qué te queda?

"Bromas aparte, parece que la tendencia que se impone es la de acortar el horario de oficina. En Reino Unido, varios estudios han confirmado lo que todos sabemos: trabajar menos horas hacen que estés más contento, menos estresado, y que permanezcas más años en la misma compañía.

En otros países, la apuesta ya viene siendo firme: debido a la crisis industrial, Canadá y varios países nórdicos han apostado por un horario reducido que fomente el pleno empleo y permita pasar más tiempo fuera de la oficina, a veces combinado con el teletrabajo. Se ha demostrado que trabajar en un ambiente propicio y relajado ayuda a aumentar la concentración.

Por otro lado, en Estados Unidos, dónde se mide exhaustivamente el rendimiento del trabajador, se ha optado por una cultura del trabajo también más utilitaria. Al contrario de lo tradicional en España, salir antes de la oficina ya no se castiga con miradas como puñales por parte de los compañeros. El razonamiento resulta mucho más sencillo: el que está demasiadas horas en el trabajo para hacer lo mismo que su compañero es que no es muy eficiente. Por lo tanto, calentar la silla del despacho no se premia".

¿Quiéres más?

Razones para trabajar menos horas (además de las evidentes)
1. Para tener un trabajo que retribuya adecuadamente el esfuerzo.
2. Para poder dedicar más tiempo a la vida personal y/o familiar.
3. Para redistribuir los ingresos totales y contribuir a eliminar la pobreza.
4. Para contribuir a que los jóvenes accedan a su primer empleo.

Fuente: wwwdiarioadn.com

¿Otro poquitito?

17.11.06

La identidad que viene del ocio

Todavía queda mucha gente que considera el trabajo como la base decisiva de la identidad. La contemporaneidad, sin embargo, desmiente esta vieja creencia. El trabajo profesional ha ido descaracterizándose y el ocio, por el contrario, cargándose de elementos dispuestos a definirnos.

Ni la casa, ni la pareja, el coche o el reloj son, como antes, para toda la vida. Tampoco la dedicación profesional que, entre otras cosas, nace de una titulación aplicable a tareas variopintas o todavía por pintar. No nos hacemos una identidad mediante el trabajo porque el trabajo o nos disfraza una y otra vez en sus diferentes versiones o nos resbala.

Bajo la apariencia de una profesionalidad circunstancial no se construye la identidad sino, más o menos, en el territorio del tiempo libre. Libre también para ser a voluntad. De hecho, esta ha sido la respuesta del 88% de los jóvenes españoles e italianos encuestados por la empresa Synovate con implantación en 54 países y tras realizar su último estudio sobre identidad en 11 naciones europeas.

En el ocio, a través de las elecciones musicales o de ropas, la preferencia de ídolos y marcas, la elección de parajes, videojuegos y viajes, se conforman tribus y tipos. El trabajo resulta o demasiado abrumador, explotador, voluble o poco importante para esperar la denominación de él.

El mundo alternativo al laboral, el universo del consumo y su tiempo libre se encarga de trazar la silueta de ciudadanos/consumidores y no en el negativo sentido de su enajenación sino en el serio significado de su definición.

El que quiera entender que entienda.

El señor Verdú