Sobran y faltan libros
La nota:
Venezuela sobran y faltan libros
En una plaza del este de Caracas, un grupo de jóvenes instaló el pasado sábado unos kioskos para recibir donaciones de libros con el objeto de sustituir algunos de los 60.000 títulos que pertenecían a las bibliotecas del céntrico estado Miranda y que fueron vendidos por kilo, como pulpa de papel, durante la gestión de un gobernador oficialista.
Libros infantiles, novelas clásicas de Rómulo Gallegos, de memoria histórica... Fue variada la selección que no se salvó de la trituradora, según reseñó hace algunas semanas la prensa nacional.
Es una de las noticias más polémicas en el ámbito cultural en lo que va de año, pero no es la única: coincide con informaciones de una sequía de libros importados, que tiene preocupado a un segmento importante de la intelectualidad nacional.
En lo que va de 2009, las editoriales no han recibido dólares preferenciales para traer libros de afuera. Los pocos títulos disponibles han sido pagados a elevados precios, inalcanzables para muchos.
Mientras, portavoces oficiales hablan de un florecimiento de la producción editorial nacional, con la edición y distribución de cientos de títulos a precios asequibles.
Pero no ocultan que -al menos en lo que se refiere a pensamiento político y filosófico- gran parte de la lista se ajusta al proyecto gubernamental de ideología única.
Así, pues, no es descabellado afirmar que los anaqueles de las librerías se encuentran "revolucionados", para beneplácito de unos y frustración de otros
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